viernes, 16 de septiembre de 2016

Teresa Mancha



El Heraldo de Madrid. 1/1/1908, página 3.


TERESA
Las próximas fiestas que se preparan para conmemorar el centenario del nacimiento del gran poeta lírico español, encarnación de todo el espíritu romántico de su siglo, alumbran con luz solar una delicada figura de mujer que pasa envuelta entre la aureola de su genio.
El recuerdo do Teresa Mancha es inseparable del de Espronceda aparece a cada instante en la labor subjetiva del poeta, envuelto el aroma de su vida toda, desde los tiernos versos de amor o de épico entusiasmo, escritos cuando Teresa se le aparecía en sus sueños con la poesía virginal de un ángel, “bella y más pura que el azul del cielo”, para consolar sus tristezas de emigrado, hasta sus audaces delirios de pasión y grandeza, sus tristezas, desengaños, amargura y desesperación. Está llena de esta mujer la vida de Espronceda; su historia es del dominio público, una historia accidentada, turbulenta, que hizo sentir vibraciones supremas al artista, que conmovió su alma, lo hizo padecer y le hizo «mar, y de su amor y sus torturas engendró su inspiración y su gloria. Aparece Teresa en Lisboa como dulce musa del poeta, semejante a Beatriz y a Laura, envuelta en blancos velos de pureza, y hace brotar en el alma del turbulento adolescente el sentimiento de la idealidad. Después vuelve á aparecer en Londres casada con un honrado burgués, arrastrando con tedio una existencia monótona, insoportable, para la que ya había sido iniciada en el amor de un dios. Hay en esta época de su vida una semejanza entre ella y la condesa Matilde, la amada postrera del divino Byron. Como ella, supo romper sus lazos y volar, libre y feliz, al lado de su poeta. Abandonó familia hogar, reputación... todo. ¡Oh, pasión suprema, digna de mejor suerte! La pluma, respetuosa con la desgracia, so resiste á escribir muchas cosas. Y sin embargo se deben al público, se deben a los admiradores del poeta, que sólo conociéndolas podrán comprender una gran parte de su obra. Entre aquella dulce composición Pescadorcita mía, desciende a la ribera, y las enérgicas maldiciones del Canto á Teresa hay un abismo de sangre, da lágrimas, de fango. La traición de un amigo íntimo los separan […] la madre de los hijos de Espronceda es madre de los hijos de aquel otro hombro, que acaba por abandonarla miserablemente. El poeta ve al ídolo de toda su vida muerta casi de miseria, abandonada, sola, a través de una pobre reja de la calle de Santa Isabel. En aquella frente pálida, en aquellos ojos cerrados, en aquellas manos cruzadas como violetas azules, hay una triste historia de dolor.. Piedad, ira, recuerdos de ventura y sombría tempestad de odio, todo se revuelve en su alma ardiente, en su alma tempestuosa. Entonces resuenan por primera vez los preludios de ese genial canto, que le coloca entre los primeros poetas del mundo. Es el único canto de amor sincero que existe en toda la literatura de España, y nacida de un corazón que sangraba. Espronceda pudo perdonar quizá la traición del amor a la amada y al amigo; la traición cobarde que  destrozó la vida de aquella mujer no pudo perdonarlo nunca. Y fue esa tristeza infinita la que asegura su admirable biógrafo Antoni Cortón que lo llevó al sepulcro. ¿Se comprende el dolor inmenso del hombre que ve deshecha su felicidad por capricho de un miserable y pisoteada , vejada, muerta, la mujer que fue su ídolo, su inspiración, su vida?  Sólo así podemos entender el Canto a Teresa, que algunos tacharon do cruel. Con Teresa murió la inspiración de Espronceda; su lira vibra sólo por su recuerdo y sus nombres quedan unidos por siempre santificados por el Arte. Es este el primer retrato de Teresa que se publica en España (1). Fue hecho en Londres por un pintor inglés en el año 1829, y Teresa lo llevó con ella, por una coquetería de su espíritu femenil, cuando huyó del lado de su marido en compañía del poeta. Muy joven entonces, se ve ya sobre su frente el be […] que da la desgracia a sus elegidos; en sus ojos lánguidos hay una tempestad de ensueño:  se comprende que una mujer así tuviese que ser fatalmente amada. La publicación da esta fotografía tomada del lienzo que con cuidado guardan sus descendientes constituye un verdadero triunfo que agradecerán las lectoras COLOMBINE.

El País (Madrid. 1887). 25/3/1908, página 4.
TERESA MANCHA  
Quién no la ha llorado leyendo el «Canto á Teresa», desahogo del corazón del poeta, la más hermosa elegía que se ha escrito en lengua castellana. Teresa es inmortal y es divina. La poesía y el amor la han divinizado. Perdurará sU recuerdo unido al del poeta, como viven Eloísa, Isabel, Beatriz, Laura, Leonor... Ha habido un explicable recelo en rodear de sombras el apellido y la vida de Teresa. Su apellido castizo, netamente español, lo reveló, ha poco, una insigne escritora. Teresa Mancha era hija del coronel D. Epifanio Mancha, un militar honrado, valiente, enemigo de Fernando VII, y amante de la libertad, por la que se sublevó mil veces. Prisiones y destierros, y penas de muerte, cayeron sobre él, y preso en el castillo de San Jorge en Lisboa, le conoció Espronceda, que pronto fue amigo del caballero Sr. Mancha. Allí se conocieron y se amaron Espronceda y Teresa. El rey de Portugal, que unió a los amantes, los separó al expulsar al coronel y a sus hijos (eran tres) a Londres. Espronceda fue a Londres así que salió del castillo de San Jorge, y al desembarcar halló a Teresa; pero casada. Se casó por conveniencias de familia con un buen caballero español, generoso y noble, el Sr. R. Tuvo con él un hijo que murió en edad temprana. Uno de los hermanos de Teresa estuvo al frente de la casa de su cuñado y todavía existe en el comercio do Londres la razón social Mancha y Compañía. Espronceda y Teresa se hablaron, se entendieron y acordaron huir. Ella disfrazada de hombre huyó de su casa por el jardín, cuya tapia escaló, y se unió en la calle a un emigrado amigo de Espronceda. Un coche los llevó a un pueblo inmediato, donde esperaba el poeta. Después embarcaban en Plymouth para el Havre. En París vivieron felices, felicidad sólo turbada por las aventuras revolucionarias del poeta. Con Teresa, que hizo aquí lo que hoy llamaríamos sensación volvió Espronceda. Poco les duró en Madrid su dicha, a pesar de haber dado su amor hermoso fruto, una niña, Blanca. Los celos, celos de todo, de las mujeres, de la poesía, de la política y hasta de que viviera Espronceda con su madre, separaron pronto a los amantes. Su vida fue un infierno, una tragedia, en la que no faltó quien hiciera da Yago. Callemos su nombre. Rodríguez Solis refiere que los celos de Teresa llegaron a tal grado que ofreció a uno de los amigos de Espronceda huir con el si mataba a su amante. Huyó ella, marchándose a Valladolid, pero de allí la trajo Espronceda. Pocos días después vino el rompimiento definitivo que cuenta Cortón, el Último biógrafo de Espronceda, en estos términos:
 «En un altercado furibundo, una frase dicha con calor, mal interpretada por Terea, hizo pensar a ésta que su amante tuvo la intención de despedirla, idea a la que el otro era del todo ajeno y en un arranque irreflexivo que decidió de su existencia, salió a la calle, y marchó un momento a la ventana, impelida por la fatalidad, pero altiva, resuelta y, en sus cóleras, más bella que nunca... y así acabó la triste historia de los amantes que supieron vencer tantos obstáculos y que no supieron, sin embargo, vencerse a sí mismos...Corrieron tres años... El gran poeta los pasó alegre y feliz al parecer, desolado por dentro, y este momento de su vida se refleja muy exactamente en la canción A Jarifa. La carcajada de Espronceda, irónica y siniestra como la de Hamlet, aterraba a las gentes... ¿Y ella? Por Teresa, por su pobre vida que se apagaba entre la sombra, nadie sentía curiosidad... ¿Acaso existía aún? ¿Acabaría por olvidar aquel amor inmenso y único con que exclusivamente ocupó sus juveniles añios y que le había dado tantas penas? Seguramente no. Pero, sin bienes de fortuna y sin familia y sin amparo, vio demostrado en su destino la misteriosa relación que existe entre los actos y sus consecuencias. Y un día, el 18 de Septiembre de 1839, sucumbió en Madrid a una enfermedad de pecho, cuando no había cumplido todavía los veintiocho años ...». Cuenta también Cortón que esa noche la pasó un hombre al pie de la reja, en la casa número 11 de la calle de Santa Isabel, testigo do sus amores... Espronceda lloró así a su amada y en recuerdo de esta escena quiere otro poeta, Salvador Rueda, que en la plaza de Antón Martín se alce su estatua. Teresa, al abandonar su casa, se encontró con un hombre, del que tuvo dos hijos. Callaremos el nombre; no que abandonada y en la miseria, murió Teresa, como Espronceda cantó... Blanca Espronceda, casó andando el tiempo con el menor de los Escosuras, con Narciso, joven gallardo, calavera, amigo de Espronceda, quien estuvo en la partida del Trueno. Blanca Espronceda, hermosa como sus padres, buena como su abuela e inteligente, tuvo de su matrimonio con D. Narciso Escosura cinco hijos, todos los cuales viven, según creemos. Los nietos del cantor de El Diablo Mundo son D. Valentín de la Escosura y Espronceda, vecino de Valencia; doña Laura, distinguida señora de D. Cristino Martos, el hijo mayor del gran orador; un señor militar, cuyo nombre no recordamos; la señora del Sr. Núñez de Arenas, y Blanca, belleza famosa en Madrid hace unos años, cuando vivía en un lindo hotel de la plaza de Colón, por donde está el de D. Carlos, el infante, Blanca de la Escosura y Espronceda vive en Buenos Aires, casada con un rico comerciante de aquella capital. Esta es la descendencia perecedera del hombre; los inmortales hijos del poeta se llaman: la Salada, Elvira, Blanca de Barbón, D. Félix de Montemar, Adán, el Pirata...


La "insigne escritora" a que se refiere la prensa de la época, como reveladora del nombre de Teresa Mancha como la amante de Espronceda es Carmen de Burgos "Colombine", en su libro sobre Larra:




Teresa Mancha

  • Ensayos de meditación y crítica literaria. Escrito por Russell P. Sebold

  • https://books.google.es/books?id=vqVCYxKQph0C&pg=PA387&lpg=PA387&dq=teresa+mancha&source=bl&ots=jE64ZYDkd8&sig=QdXbg_Gv5J1Zi117bTpkc44S9aM&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwil9YK_5KjOAhWJuhQKHSxXCjU4FBDoAQguMAQ#v=onepage&q=teresa%20mancha&f=false

REVISTA SEMANA 1942 
LAS MUJERES DE ESPRONCEDA.TERESA MANCHA.BLANCA LAURA Y SU NIETA ANITA MARTOSHOJA REVISTA SEMANA 1942 2 JUNIO
http://www.todocoleccion.net/coleccionismo-revistas-periodicos/las-mujeres-espronceda-teresa-mancha-blanca-laura-su-nieta-anita-martoshoja-revista-semana-1942~x34042510
EN LA BIBLIOTECA NACIONAL
http://catalogo.bne.es/uhtbin/cgisirsi/WsBRCBS68v/CCPP/306490113/9#top

Ana martos biznieta de espronceda
http://almendralejo.cronista.zarandieta.com/index.php/libro-del-cronista-i/60-imagenes-i/141-centenario-de-la-muerte-de-espronceda

http://teatro.es/contenidos/donGalan/donGalanNum3/pagina.php?vol=3&doc=2_1&pag=2#_ftn23

https://www.findagrave.com/cgi-bin/fg.cgi?page=gr&GScid=2168159&GRid=82159059&

SOBRE BLANCA ESPRONCEDA EN HEMEROTECA DIGITAL 21 REGISTROS
http://hemerotecadigital.bne.es/results.vm?o=&w=%22BLANCA+ESPRONCEDA%22&f=text&t=%2Bcreation&l=600&l=700&s=0&lang=es

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NOVELA El Policia Jose M Chaves
https://books.google.es/books?id=PqS-zWPjKQsC&pg=PA103&dq=gregorio+del+bayo&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwi6vt39-ZTPAhUGXBoKHW5XBwMQ6AEIKTAC#v=onepage&q=gregorio%20del%20bayo&f=false

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