El Heraldo de Madrid. 1/1/1908, página 3.
TERESA
Las próximas fiestas que se preparan para conmemorar el
centenario del nacimiento del gran poeta lírico español, encarnación de todo el
espíritu romántico de su siglo, alumbran con luz solar una delicada figura de
mujer que pasa envuelta entre la aureola de su genio.
El recuerdo do Teresa Mancha es inseparable del de
Espronceda aparece a cada instante en la labor subjetiva del poeta, envuelto el
aroma de su vida toda, desde los tiernos versos de amor o de épico entusiasmo,
escritos cuando Teresa se le aparecía en sus sueños con la poesía virginal de
un ángel, “bella y más pura que el azul del cielo”, para consolar sus tristezas
de emigrado, hasta sus audaces delirios de pasión y grandeza, sus tristezas,
desengaños, amargura y desesperación. Está llena de esta mujer la vida de
Espronceda; su historia es del dominio público, una historia accidentada,
turbulenta, que hizo sentir vibraciones supremas al artista, que conmovió su
alma, lo hizo padecer y le hizo «mar, y de su amor y sus torturas engendró su
inspiración y su gloria. Aparece Teresa en Lisboa como dulce musa del poeta,
semejante a Beatriz y a Laura, envuelta en blancos velos de pureza, y hace
brotar en el alma del turbulento adolescente el sentimiento de la idealidad.
Después vuelve á aparecer en Londres casada con un honrado burgués, arrastrando
con tedio una existencia monótona, insoportable, para la que ya había sido
iniciada en el amor de un dios. Hay en esta época de su vida una semejanza
entre ella y la condesa Matilde, la amada postrera del divino Byron. Como ella,
supo romper sus lazos y volar, libre y feliz, al lado de su poeta. Abandonó
familia hogar, reputación... todo. ¡Oh, pasión suprema, digna de mejor suerte!
La pluma, respetuosa con la desgracia, so resiste á escribir muchas cosas. Y
sin embargo se deben al público, se deben a los admiradores del poeta, que sólo
conociéndolas podrán comprender una gran parte de su obra. Entre aquella dulce
composición Pescadorcita mía, desciende a
la ribera, y las enérgicas maldiciones del Canto á Teresa hay un abismo de
sangre, da lágrimas, de fango. La traición de un amigo íntimo los separan […] la
madre de los hijos de Espronceda es madre de los hijos de aquel otro hombro,
que acaba por abandonarla miserablemente. El poeta ve al ídolo de toda su vida
muerta casi de miseria, abandonada, sola, a través de una pobre reja de la
calle de Santa Isabel. En aquella frente pálida, en aquellos ojos cerrados, en
aquellas manos cruzadas como violetas azules, hay una triste historia de
dolor.. Piedad, ira, recuerdos de ventura y sombría tempestad de odio, todo se
revuelve en su alma ardiente, en su alma tempestuosa. Entonces resuenan por
primera vez los preludios de ese genial canto, que le coloca entre los primeros
poetas del mundo. Es el único canto de amor sincero que existe en toda la
literatura de España, y nacida de un corazón que sangraba. Espronceda pudo perdonar
quizá la traición del amor a la amada y al amigo; la traición cobarde que destrozó la vida de aquella mujer no pudo perdonarlo
nunca. Y fue esa tristeza infinita la que asegura su admirable biógrafo Antoni
Cortón que lo llevó al sepulcro. ¿Se comprende el dolor inmenso del hombre que
ve deshecha su felicidad por capricho de un miserable y pisoteada , vejada, muerta,
la mujer que fue su ídolo, su inspiración, su vida? Sólo así podemos entender el Canto a Teresa,
que algunos tacharon do cruel. Con Teresa murió la inspiración de Espronceda; su
lira vibra sólo por su recuerdo y sus nombres quedan unidos por siempre santificados
por el Arte. Es este el primer retrato de Teresa que se publica en España (1).
Fue hecho en Londres por un pintor inglés en el año 1829, y Teresa lo llevó con
ella, por una coquetería de su espíritu femenil, cuando huyó del lado de su marido
en compañía del poeta. Muy joven entonces, se ve ya sobre su frente el be […]
que da la desgracia a sus elegidos; en sus ojos lánguidos hay una tempestad de
ensueño: se comprende que una mujer así
tuviese que ser fatalmente amada. La publicación da esta fotografía tomada del lienzo que con cuidado guardan sus
descendientes constituye un verdadero triunfo que agradecerán las lectoras COLOMBINE.
El País (Madrid. 1887). 25/3/1908, página 4.
TERESA MANCHA
Quién no la ha
llorado leyendo el «Canto á Teresa», desahogo del corazón del poeta, la más
hermosa elegía que se ha escrito en lengua castellana. Teresa es inmortal y es
divina. La poesía y el amor la han divinizado. Perdurará sU recuerdo unido al
del poeta, como viven Eloísa, Isabel, Beatriz, Laura, Leonor... Ha habido un
explicable recelo en rodear de sombras el apellido y la vida de Teresa. Su
apellido castizo, netamente español, lo reveló, ha poco, una insigne escritora.
Teresa Mancha era hija del coronel D. Epifanio Mancha, un militar honrado,
valiente, enemigo de Fernando VII, y amante de la libertad, por la que se
sublevó mil veces. Prisiones y destierros, y penas de muerte, cayeron sobre él,
y preso en el castillo de San Jorge en Lisboa, le conoció Espronceda, que
pronto fue amigo del caballero Sr. Mancha. Allí se conocieron y se amaron
Espronceda y Teresa. El rey de Portugal, que unió a los amantes, los
separó al expulsar al coronel y a sus hijos (eran tres) a Londres. Espronceda
fue a Londres así que salió del castillo de San Jorge, y al desembarcar halló a
Teresa; pero casada. Se casó por conveniencias de familia con un buen caballero
español, generoso y noble, el Sr. R. Tuvo con él un hijo que murió en edad
temprana. Uno de los hermanos de Teresa estuvo al frente de la casa de su cuñado
y todavía existe en el comercio do Londres la razón social Mancha y Compañía. Espronceda
y Teresa se hablaron, se entendieron y acordaron huir. Ella disfrazada de
hombre huyó de su casa por el jardín, cuya tapia escaló, y se unió en la calle a
un emigrado amigo de Espronceda. Un coche los llevó a un pueblo inmediato,
donde esperaba el poeta. Después embarcaban en Plymouth para el Havre. En París
vivieron felices, felicidad sólo turbada por las aventuras revolucionarias del
poeta. Con Teresa, que hizo aquí lo que hoy llamaríamos sensación volvió
Espronceda. Poco les duró en Madrid su dicha, a pesar de haber dado su amor
hermoso fruto, una niña, Blanca. Los celos, celos de todo, de las mujeres, de
la poesía, de la política y hasta de que viviera Espronceda con su madre,
separaron pronto a los amantes. Su vida fue un infierno, una tragedia, en la que
no faltó quien hiciera da Yago. Callemos su nombre. Rodríguez Solis refiere que
los celos de Teresa llegaron a tal grado que ofreció a uno de los amigos de
Espronceda huir con el si mataba a su amante. Huyó ella, marchándose a Valladolid,
pero de allí la trajo Espronceda. Pocos días después vino el rompimiento
definitivo que cuenta Cortón, el Último biógrafo de Espronceda, en estos
términos:
«En un altercado furibundo, una frase dicha
con calor, mal interpretada por Terea, hizo pensar a ésta que su amante tuvo la
intención de despedirla, idea a la que el otro era del todo ajeno y en un arranque
irreflexivo que decidió de su existencia, salió a la calle, y marchó un momento
a la ventana, impelida por la fatalidad, pero altiva, resuelta y, en sus
cóleras, más bella que nunca... y así acabó la triste historia de los amantes
que supieron vencer tantos obstáculos y que no supieron, sin embargo, vencerse a
sí mismos...Corrieron tres años... El gran poeta los pasó alegre y feliz al
parecer, desolado por dentro, y este momento de su vida se refleja muy
exactamente en la canción A Jarifa. La carcajada de Espronceda, irónica y
siniestra como la de Hamlet, aterraba a las gentes... ¿Y ella? Por Teresa, por
su pobre vida que se apagaba entre la sombra, nadie sentía curiosidad... ¿Acaso
existía aún? ¿Acabaría por olvidar aquel amor inmenso y único con que
exclusivamente ocupó sus juveniles añios y que le había dado tantas penas?
Seguramente no. Pero, sin bienes de fortuna y sin familia y sin amparo, vio
demostrado en su destino la misteriosa relación que existe entre los actos y
sus consecuencias. Y un día, el 18 de Septiembre de 1839, sucumbió en Madrid a
una enfermedad de pecho, cuando no había cumplido todavía los veintiocho años ...». Cuenta
también Cortón que esa noche la pasó un hombre al pie de la reja, en la casa
número 11 de la calle de Santa Isabel, testigo do sus amores... Espronceda
lloró así a su amada y en recuerdo de esta escena quiere otro poeta, Salvador
Rueda, que en la plaza de Antón Martín se alce su estatua. Teresa, al abandonar
su casa, se encontró con un hombre, del que tuvo dos hijos. Callaremos el
nombre; no que abandonada y en la miseria, murió Teresa, como Espronceda
cantó... Blanca Espronceda, casó andando el tiempo con el menor de los
Escosuras, con Narciso, joven gallardo, calavera, amigo de Espronceda, quien
estuvo en la partida del Trueno. Blanca Espronceda, hermosa como sus padres,
buena como su abuela e inteligente, tuvo de su matrimonio con D. Narciso
Escosura cinco hijos, todos los cuales viven, según creemos. Los nietos del
cantor de El Diablo Mundo son D. Valentín de la Escosura y Espronceda, vecino
de Valencia; doña Laura, distinguida señora de D. Cristino Martos, el hijo
mayor del gran orador; un señor militar, cuyo nombre no recordamos; la señora
del Sr. Núñez de Arenas, y Blanca, belleza famosa en Madrid hace unos años,
cuando vivía en un lindo hotel de la plaza de Colón, por donde está el de D.
Carlos, el infante, Blanca de la Escosura y Espronceda vive en Buenos Aires,
casada con un rico comerciante de aquella capital. Esta es la descendencia
perecedera del hombre; los inmortales hijos del poeta se llaman: la Salada, Elvira, Blanca de Barbón, D.
Félix de Montemar, Adán, el Pirata...
La "insigne escritora" a que se refiere la prensa de la época, como reveladora del nombre de Teresa Mancha como la amante de Espronceda es Carmen de Burgos "Colombine", en su libro sobre Larra:
Teresa Mancha
Ensayos de meditación y crítica literaria. Escrito por Russell P. Sebold
- https://books.google.es/books?id=vqVCYxKQph0C&pg=PA387&lpg=PA387&dq=teresa+mancha&source=bl&ots=jE64ZYDkd8&sig=QdXbg_Gv5J1Zi117bTpkc44S9aM&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwil9YK_5KjOAhWJuhQKHSxXCjU4FBDoAQguMAQ#v=onepage&q=teresa%20mancha&f=false
REVISTA SEMANA 1942
LAS MUJERES DE ESPRONCEDA.TERESA MANCHA.BLANCA LAURA Y SU NIETA ANITA MARTOSHOJA REVISTA SEMANA 1942 2 JUNIO
http://www.todocoleccion.net/coleccionismo-revistas-periodicos/las-mujeres-espronceda-teresa-mancha-blanca-laura-su-nieta-anita-martoshoja-revista-semana-1942~x34042510
EN LA BIBLIOTECA NACIONAL
http://catalogo.bne.es/uhtbin/cgisirsi/WsBRCBS68v/CCPP/306490113/9#top
EN LA BIBLIOTECA NACIONAL
http://catalogo.bne.es/uhtbin/cgisirsi/WsBRCBS68v/CCPP/306490113/9#top
Ana martos biznieta de espronceda
http://almendralejo.cronista.zarandieta.com/index.php/libro-del-cronista-i/60-imagenes-i/141-centenario-de-la-muerte-de-espronceda
http://teatro.es/contenidos/donGalan/donGalanNum3/pagina.php?vol=3&doc=2_1&pag=2#_ftn23
https://www.findagrave.com/cgi-bin/fg.cgi?page=gr&GScid=2168159&GRid=82159059&
SOBRE BLANCA ESPRONCEDA EN HEMEROTECA DIGITAL 21 REGISTROS
http://hemerotecadigital.bne.es/results.vm?o=&w=%22BLANCA+ESPRONCEDA%22&f=text&t=%2Bcreation&l=600&l=700&s=0&lang=es
OTROS RECURSOS
NOVELA El Policia Jose M Chaves
https://books.google.es/books?id=PqS-zWPjKQsC&pg=PA103&dq=gregorio+del+bayo&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwi6vt39-ZTPAhUGXBoKHW5XBwMQ6AEIKTAC#v=onepage&q=gregorio%20del%20bayo&f=false
SOBRE BLANCA ESPRONCEDA EN HEMEROTECA DIGITAL 21 REGISTROS
http://hemerotecadigital.bne.es/results.vm?o=&w=%22BLANCA+ESPRONCEDA%22&f=text&t=%2Bcreation&l=600&l=700&s=0&lang=es
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NOVELA El Policia Jose M Chaves
https://books.google.es/books?id=PqS-zWPjKQsC&pg=PA103&dq=gregorio+del+bayo&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwi6vt39-ZTPAhUGXBoKHW5XBwMQ6AEIKTAC#v=onepage&q=gregorio%20del%20bayo&f=false
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