lunes, 3 de octubre de 2016

Adelaida García Morales ¿otra Teresa Mancha?

Este fin de semana, Babelia publica una extensa denuncia de Víctor Erice contra la escritora Elvira Navarro que el mísmo día acababa de presentar su libro sobre Adelaida García Morales, autora, entre otras cosas, del relato "El Sur", en el que se basa la película homónima de Erice, que fuera además su pareja. Parece que estamos asistiendo a una reactualización del caso de Teresa Mancha. De nuevo una mujer que a pesar de su impronta puede pasar perfectamente desapercibida y quedar sepultada por otras voces....

Recomiendo su lectura y por supuesto, espero vuestros comentarios.
He publicado en mi blog una especie de carta abierta a Víctor Erice exponiendo mi punto de vista. 

viernes, 30 de septiembre de 2016

Os propongo un reto.

En el archivo de Rosa Chacel encontré este dibujo tan enigmático. Llevo mucho tiempo reflexionando sobre su significado. Despues de las lecturas que habéis hecho puede que tengáis algunas claves para su interpretación. Solicito vuestra ayuda. ¿Que creeis que puede significar?

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Chacel "escultor"

Foto publicada en la Revista "La Esfera"


En 1915, Rosa Chacel ingresa en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, en donde estudia escultura. Esta etapa de su vida es enormemente transcendente, no sólo porque ahí conoce a Timoteo Pérez Rubio, con el que contrae matrimonio, sino porque allí se forjan las primeras relaciones con los que en poco tiempo protagonizarán las vanguardias pero también con el mundo de la belleza y de las formas. El clasicismo de Rosa Chacel introducirá componentes muy interesantes en su obra. Las artes plásticas estarán presentes en todos sus trabajos y se convierten en herramientas imprescindibles para forjar sus personajes. En Teresa, también está presente el arte. El episodio que describe su encuentro con la pintora Ginever Blake está plagado de "resonancias" no sólo a la pintura de W. Blake,  pintor romántico que inspiró a numerosos artistas, sino también de referencias a la empatía que afecta a dos mujeres que se sienten irremisiblemente atraídas por la belleza. El eros, recordemos, es, para Chacel la fuerza que anima el proceso creador que por supuesto inspira por igual a hombres y mujeres.  

Idolos de perversidad, Bram Dijkstra






Dijkstra nos muestra, con abundancia de reproducciones y excelente documentación, una auténtica iconografía de la misoginia, pero su trabajo va más allá, estableciendo una interesantísima relación entre las imágenes de los pintores y las palabras de escritores, filósofos y pensadores, todo lo cual le lleva a un auténtico tour de force: la relación entre esta actitud antifemenina que se justifica «científicamente» con una pervertida visión del evolucionismo, y la expansión y justificación de las posturas racistas, antisemitas y xenófobas que se tradujeron en tan crueles prácticas en la Alemania nazi. 

Una conclusión inevitable de la lectura de este libro es que el hombre del XIX realizó una auténtica campaña cultural para educar a sus compañeras, las mujeres, para construirlas según sus propios intereses y conveniencias, y cuando , por su «mala voluntad», por su actitud «intrínsecamente perversa» se negaron a aceptar la posición que, en nombre del progreso y de la evolución, el hombre les daba, su actitud reacia se resuelve en su representación como auténticas imágenes de la maldad.

Es interesante recordar que en este siglo se hizo muy popular el mito de Pigmalión (pensemos, por ejemplo, en las obras de Balzac y de Zola Le chef d'oeuvre innconu y L'oeuvre) e igualmente interesante preguntarse por qué antes no se representó con mayor frecuencia. Pigmalión, indignado ante la vida licenciosa de las féminas, esculpió una estatua de mujer y se enamoró de su propia creación. De la misma manera el varón decimonónico busca un arquetipo femenino que la mujer se niega cada vez más rotundamente a asumir, y así el deseo de la realidad se convierte en el deseo de crearla cuando aquélla no satisface sus más profundas expectativas y, más aún, con la imagen ...

martes, 27 de septiembre de 2016

Las románticas. M. Luz Morales. El Sol 18.12.1927

María Luz Morales fue una gran  periodista en los años veinte y treinta. Recordad que en el capítulo de la novela relativo al período de Teresa en Londres en donde estudia con Ms. Landgridge, hay un párrafo muy interesante en donde esta curiosa mujer, también periodista, habla de sus relaciones con el períodico. No se nos escapa que cuando Chacel escribe esta novela, la interrumpe curiosamente para introducir en la Revista de Occidente su flamante ensayo sobre la mujer en la cultura "Esquema de los problemas prácticos y actuales del amor" en el que Rosa rebatía con su implacable y rotunda rigurosidad la misoginia que plagaba el debate sobre la mujer. 




MUJERES-LAS ROMÁNTICAS HEROÍNAS.
El Sol (Madrid. 1917). 18/12/1927, página 9.

   ¡Copia la Naturaleza al Arte como afirmaba el "dandy" inglés? ¡Puede creerse que la estatuaria  griega no reprodujese bellos modelos vivos, sino que fuera el pueblo heleno el que llegase a ser supremamente hermoso en fuerza de contemplar bellas estatuas? ¡resulta verosímil que las damas inglesas no fueran ni rubias, ni esbeltas ni rosadas, ni manifestaran predilección por los trajes azules hasta que determinada escuela pictórica comenzó a mostrarlas así?...Si la peregrina teoría wildeana necesitase argumentos en que apoyarse, en el caso de las románticas las hallaría bien sólidas. (Verdad que a las cosas sutiles nada les perjudica como la solidez...). 
   Porque en los primeros tiempos románticos, autores y autoras tomaron caprichosamente entre sus manos y bajo sus plumas un soñado muñeco femenino, le infundieron un alma estrictamente literaria, sin importárseles un comino de la realidad; lo ataviaron con galas extranjeras o ropajes exóticos o trapos anticuados, cayeron en el anacronismo de colocar en una época moderna damas de perfil medieval, y en el corazón de la traviesa Francia rubias pálidas y melancólicas heroínas norteñas..., y a poco se encontraron con que los arbitrarios muñecos femeninos tomaban vida, cuerpo, realidad, y formaban corro parlanchín, exaltado y agradecido, en torno a sus magnánimos creadores;  y la vieja sociedad femenina, cuyas notas más destacadas eran la dama frívola y egoísta, o !a “calcetera" impía y sanguinaria, se convertía —así en los más altos como en los más bajos escalones el más ensalzado y absoluto sentimentalismo. El literario "mal del […] sustituyó en las mujeres a la clásica jaqueca, y en lugar de correr tras el rastro de la inconstante Manon, o divertirse en el frívolo juego del desdén por el desdén, las románticas pasearon por los parques, entre sauces y cipreses, llamando a Rodolfo bajo la pálida luz de la Luna... Los autores románticos no se sorprendieron gran cosa ante el prodigio. Ellos desconocían ¡claro| la teoría de Wilde; pero reconocíanse con poder, con aliento para lograr aquello y mucho más.
    En un principio, las heroínas –los modelos- llegaron a Francia de fuera, de lejosfFundíanse entonces en una sola figura femenina, que era ideal supremo: la desdichada “novia de Lamermoor”, la triste Ofelia y lo mejor de nuestra sin par  Dulcinea (sin la contrafigura real de la rústica Aldonza, desde luego). Algunos componentes nacionales entraban, naturalmente, en aquel primer modelo romántico francés: la sensiblería de la “Nueva Eloísa” y el exotismo de Virginia, la candorosa enamorada de Pablo, la doncellita de la isla Mauricio, trágica y románticamente muerta antes de ver su amor logrado. Todas las románticas reales, las románticas lectoras, soñaron con el imposible de encarnar a la impagable Dulcinea, de amar, como Ofelia, a un príncipe nórdico, rubio y neurasténico, y, como Virginia, recorrer los bosques, en inocencia y en amor, de la mano del inocente amado.
   Rápidamente, el femenino ideal romántico (todo el romanticismo) se amplifica y concreta, al tiempo que, cada vez más, se idealiza, se remonta. Es “Atala” oponiendo a la pasión exaltada de Chactas y a la propia exaltada pasión la barrera de la fe, la honestidad y el ideal cristiano, no menos exaltado; son “Delfina” y “Corina”, a cuyas románticas vidas su misma creadora madame Staël- acomodó la propia vida, en atormentadora y constante rebusca de gloria y el dolor…Son las verdaderas románticas fantasmas creadores de realidades. Lánguidas, candorosas, sentimentales y un tanto tímidas –como todo ser trasplantado- al llegar desde tierras del Norte, al saltar desde tiempos pretéritos; exaltadas, ardientes, ampulosas, al fundirse en el crisol latino, francés; al pasar por la llama, aún viva del paroxismo de la postrevolución. Arrogantes, retadoras, un poco feministas y un mucho socialistas en “Jorge Sand”; vagas y mas que nunca retóricas en Victor Hugo…
   Más tarde –mucho más tarde-, el ideal femenino romántico se humaniza, se acerca a las gentes del mundo, de la calle…No es ya privilegio de las altas damas eruditas la admiración por el seductor vizconde renato y la en su tiempo innovadora madmame Staël… El romanticismo, escuela literaria –digámoslo otra vez: nunca será bastante mientras con la repetición quede bien demostrado como el caso es único-, trasciende a las costumbres, al modo de pensar y vivir de las gentes. Se viste, se habla, se ama en romántico. Las mujeres –las románticas- son, en el hogar y en la vida social, las sacerdotisas que mantienen vivo el fuego sagrado. El culto popular a los poetas afirma la tendencia. Lamartine, Víctor Hugo, y sobre todo Beranger, son ídolos del pueblo. Las mujeres declaman sus versos “par coeur” (porque en el corazón, que no en la memoria, los han albergado). En las grandes batallas reñidas entre los jóvenes románticos y los viejos clasicistas en la romántica revolución del 1830 -¡jamás un motivo espiritual, estético, encendió, como el estreno de “Hernani”, fogatas de pasión!-, las mujeres, con sus sonrisas, con su aprobación, con su aplauso, estaban al lado de los innovadores, de os exaltadores del sentimiento. Verdad que los corazones femeninos y los femeninos favores se reservaban para los galanes “pálidos, lívidos, verdosos, un tanto cadavéricos, de aspecto byroniano, dominados por las pasiones y los remordimientos”. Esta fue una de las principalísimas causas de que tuviera tantos adeptos el romanticismo.
   Después…El romanticismo ya no es camino, sino “estado”. Las heroínas de la literatura persisten en ser románticas. Margarita Gautier, la tan traída y llevada “Dama de las Camelias”, es ejemplo justo de una romántica contra la voluntad de su propio creador. Descendiente directa de “Marión Delorme”, elevada sobre su condición por un gran amor y un gran sacrificio, pálida, enfermiza, sentimental, muerta en plena juventud y en pleno dolor, es prototipo de ese romanticismo que hemos señalado como mas humano, mas cercano a las gentes…Lo mismo puede acaso decirse de Mimí en la “Vida de Bohemia”… Ya no hay en ellas ningún componente forastero, ni exótico, ni arcaico. Son hijas de su tiempo y de su ciudad –París-; pero son esencialmente, totalmente románticas, y constituyen los femeninos modelos de última hora. Durante largos años, las chicas alegres de Francia sueñan en redimirse como Margarita Gautier (la existencia real de una María Duplessis, ¿no es la mejor demostración de cómo la vida retrata a la literatura?), y las muchachitas que tosen, trabajan y pasa necesidad y frío se consuelan ante la romántica idea de que su fin pueda parecerse al de Mimí.
    Es el culto a las heroínas, la fidelidad a los modelos. Aún hoy…
Aun hoy, dígase lo que se diga, las modistillas de París prefieren a la seca crudeza de “La garçonne” la vena apasionada de Alfredo de Musset.

MARÍA LUZ MORALES

románticas y romanticos




El romanticismo también fue un movimiento que ha ocultado a la mujer creadora. La más famosa reprersentación pictórica de esta corriente literaria, "Poetas contemporáneos. Una lectura de Zorrilla2, de Esquivel, constituye una muestra incontestable de ello. Así que, sigue siendo obligado poner en cuestión este tipo de representaciones con la revisión del discurso canónico misógino. Chacel ,en Teresa da voz a la musa, y dándole voz a la "amante de Espronceda" revierte tajantemente el concepto de la mujer como objeto para devolverle su papel como sujeto histórico y como protagonista de una historia, la de su propia vida, que había sido no sólo ocultada, sino inventada con leyendas y crónicas que la consideraron sólo como culpable de los sufrimientos del poeta. Afortunadamente, Chacel (como Unamuno, Corpus Barga y otros) nos descubre la "almibarada blasfemia" -flamante expresión chaceliana- con que el Canto a Teresa de Espronceda trató de ocultar su propia culpa y sobre todo la utilización que hizo de ella para ofrecer el producto literario que requería la moda del momento.

Que hay voces femeninas en la literatura romántica, afortunadamente, lo sabemos ya, pero no está de más recordarlas. Veamos algunos ejemplos


ALGUNAS ROMÁNTICAS


Gertrudis Gómez de Avellaneda fue considerada en su tiempo como una de las mejores expresiones del movimiento romántico. Su vida y su obra siguen interesando a los estudiosos actuales, tal como se aprecia en los numerosos trabajos de investigación publicados en estos últimos años. Sus personales circunstancias biográficas, su apasionado carácter, su generosidad y su marcada rebeldía frente a los convencionalismos sociales, que la llevó a vivir de acuerdo con sus propias convicciones, la apartan de la mayoría de las escritoras de su época, convirtiéndola en precursora del movimiento feminista en España.FUENTE: Cervantes Virtual

FUENTE

Cecilia Böhl de Faber nació en Morges, Suiza, el 24 de diciembre de 1796. Hija del conocido hispanista Juan Nicolás Böhl, natural de Hamburgo y cónsul en Cádiz, y de Francisca Larrea, que escribió con el seudónimo de «Corina». Obras: La hija del sol (1851), Cuadros de costumbres populares andaluzas (1852), Lucas García (1852), Clemencia (1852), Lágrimas (1853), La estrella de Vandalia (1855), La gaviota (1856), Cuentos y poesías populares andaluzas (1859), Cuentos, oraciones, adivinanzas y refranes populares (1877), Pobres y ricos (1890), Cuentos de encantamiento infantiles (1911) y El refranero del campo y poesías populares (1914). FUENTE: Proyecto Mujeres escritoras


fuente
Carolina Coronado Romero de Tejada (Almendralejo, Badajoz, 12 de diciembre de 1820 – Lisboa, 15 de enero de 1911, enterrada en el Cementerio de Badajoz), escritora española, considerada como la equivalente extremeña de otras autoras románticas coetáneas como Rosalía de Castro, y autora de tal notoriedad que llegaría a ser calificada con el título de “El Bécquer femenino”. La producción más importante de Coronado es la poética, aunque también escribió prosa y teatro.FUENTE: Proyecto Mujeres escritoras


Mistress Langridge



El retrato de Mistress Landridge reúne rasgos que la identifican como representante de un feminismo de corte filantrópico y conservador, al estilo de algunos movimientos que cobraron fuerza en algunos países europeos, especialmente en Inglaterra, durante el siglo XIX. 

No es una sufragista (partidaria de un feminismo radical, carne de escándalo), sino una mujer que une a su capacidad y reconocimiento profesional una respetabilidad intachable entre sus coetáneos. 

Trabaja en un periódico, escribiendo las crónicas de “los acontecimientos del mundo femenino”.

Retrato de la new woman, de la feminista, especialmente de la respetable que hace de su feminismo una suerte de profesión filantrópica.


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En su conjunto austero, aquellos rebrotes de belleza hacían pensar que iba adornada con el botín arrancado al enemigo o, tal vez, con el enemigo mismo, vencido y asimilado en identificación voraz. 

El hombre, ansiado y envidiado a un tiempo, latía en ella como en posesión demoníaca; se evidenciaba a veces en sus discursos, en sus miradas avasalladoras, en sus anchos hombros, que resaltaban al inclinar el torso sobre los libros, hasta su ligero olor a lavanda y en el vello dorado que brillaba alrededor de su boca y en la curva de sus mejillas, junto a la oreja. 

Pero la eclosión de esa virtud masculina que guardaba era un fenómeno que se obraba sólo en momentos triunfales; a poco decaía su brillo, porque su mente no mantenía el alto vuelo iniciado, o porque se atravesaba en ella el interés de algo práctico que anulaba la visión objetiva. Su voz entonces no acometía las notas graves, se hacía infantil, como si al abandonar la tónica lograda ambiciosamente no encontrara instrumento en el pecho de una mujer, amplio y verdadero, y se refugiase en la garganta de un niño 


Esta descripción responde con exactitud al tópico ya visto que asocia a la mujer virago una especie de informidad que la convierte en un ser no del todo terminado, a medio camino entre la mujer y el niño (recuérdense las palabras de Cansinos-Asséns sobre Victoria Kent, tan sorprendentemente cercanas al párrafo chaceliano):  

En la casa de Concha Espina  conozco a la famosa Victoria Kent, la discípula de Alvaro de Albornoz y-según los maledicentes- su amiga. Es físicamente el tipo caricaturesco de la virago, de la antigua sufragista inglesa, sin ningún rasgo femenino, y fea como un hombre feo. Alta, desgarbada, escuálida, con el pelo lacio y de un negro mate, un cuello que se le sale por su tirilla masculina y un cuerpo todo liso, sin pecho ni caderas.
Da la impresión de ser un raquítico, que no ha llegado a desarrollarse y se ha quedado entre hombre y mujer. Su voz débil y opaca confirma esa impresión. No es posible que una mujer (!) así sea la querida de nadie y por eso hay quién la supone una lesbiana.
Pero esta desgraciada apariencia física no quiere decir que en el fondo no sea una gran mujer, una mujer de talento y corazón, de sentimientos maternales, amplios y generosos...y una mentalidad viril, limpia de prejuicios y supersticiones tradicionales de su sexo...Podrá parecer físicamente un adefesio. Pero el espíritu la embellece y transfigura a nuestros ojos.  (La novela de un literato. Rafael Cansinos-Asséns)




Periodistas españolas principios de siglo:





Mari Luz Morales